El espectáculo es como un viaje. Es un viaje con objetos móviles a través de sueños y pesadillas.
El destino no existe mientras que los sueños sí. Llegar a un destino no es más que despertar de un sueño. ¿Qué hemos vivido? Naturalmente, todo es ficción y los personajes son irreales; sin embargo, nuestros sentimientos son muy verdaderos: poder e importancia, sentirse amenazado o seducido, felicidad y desgracia. Estos son los sentimientos que queremos compartir con nuestro público.
Un globo metálico se activa y pone en movimiento un carro. Los viajeros son criaturas plateadas futuristas que, con sus ligeros prismáticos, exploran los alrededores. Sigue un largo viaje. En el camino aparece una enorme rueda de metal que se mueve lentamente por el suelo.
¿Es un sueño o es la realidad? Las visiones pasan rápidamente y las fuerzas se ven influenciadas en una pesadilla en la que los dioses juegan juegos serios. La locura y la agresión, pero también la belleza y la tentación, son sus herramientas de expresión. Un oráculo es lo único que sugiere la realidad. Se desliza a través de los sueños y les muestra el camino. Los carros avanzan, los carros se encuentran. Agotados, contemplamos la realidad. La reunión. Un círculo; una fusión de tiempo y espacio y una fusión de luz y movimiento. El destino, un círculo vicioso y una historia sin fin.
